La madera es un material natural, de gran belleza y resistencia, que hay que cuidar para que el paso del tiempo y los agentes externos no la estropeen. Sus excepcionales características y su capacidad para crear ambientes acogedores son las razones por las que se utiliza en la fabricación de productos, como mesas, sillas y todo tipo de muebles. También se incluye en la estructura y terminación de nuestros hogares, entre otros edificios. Es un material con posibilidades de aplicación casi infinitas.
Tipos de maderas
En el mundo existen miles de especies de maderas, que suelen clasificarse en tres grupos. Para mantener cada tipo de madera en perfecto estado, hay distintos productos ideados para cuidarla y hacer que conserve sus propiedades naturales.
- Coníferas: esta familia recibe el nombre por la forma cónica de la mayor parte de las especies de este grupo. Se encuentran entre las plantas más útiles debido a su madera y otras sustancias como la resina que producen, que se utiliza mucho para elaborar distintos productos industriales. Entre ellas encontramos abetos, pinos y cedros.
- Tropicales: son maderas originarias de las regiones tropicales de África, Asia y América. Su elevado contenido en aceites les confiere una gran protección para su uso en exterior, así como su alta densidad que les protege frente a la abrasión. Las variedades más empleadas son ipé, cumarú, elondo, iroko...
- Frondosas: son más duras y densas que las coníferas, la mayoría son más difíciles de trabajar debido a su dureza y a las grandes tensiones de su estructura. Suelen ser ricas en taninos por lo que es importante bloquearlos con fondos apropiados que eviten la aparición de los mismos en forma de manchas. En el grupo de las frondosas están las especies de hoja caduca presentes en todos los continentes: castaño, cerezo, haya, roble, arce, fresno, abedul…
¿Cuáles son los agentes que dañan la madera?
Una vez la madera ha sido cortada, necesita un mantenimiento que la proteja de sus principales enemigos: los insectos, los hongos, la humedad, el sol y el viento.
- Insectos: los insectos xilófagos se alimentan de la celulosa de la madera. Los más habituales son la carcoma, que ataca la madera de coníferas y frondosas. Las termitas suelen establecer sus colonias en raíces viejas o en trozos de maderas sepultadas en el suelo, desde donde se propagan para buscar comida atacando cualquier estructura de madera.
- Hongos: actúan cuando el contenido de humedad de la madera es superior al 20% de forma permanente. Al atacar la madera destruyen la lignina y la celulosa, dejando la madera sin resistencia. También hay hongos que solo afectan a aspectos estéticos y que causan el enmohecimiento, pero también aumentan la permeabilidad de la misma.
- Radiación solar: la acción de los rayos ultravioletas quema la madera natural y degrada la lignina comprometiendo la cohesión de las fibras y afectando a su consistencia.
- Humedad: la madera es un material higroscópico que absorbe o desprende humedad de acuerdo con el ambiente en el que se encuentra. Las alteraciones en el contenido de agua dan lugar a cambios dimensionales: si el ambiente es seco, la madera libera humedad y se deshincha, por el contrario si el ambiente es húmedo, la madera absorbe la humedad y se hincha.
Productos para el tratamiento de la madera
La madera dispone de unas características físicas y mecánicas excepcionales. Entre ellas se incluyen una elevada resistencia a la presión, elasticidad y un aislamiento térmico excelente. El que la madera mantenga su calidad de forma duradera depende en gran medida del revestimiento, por lo que el tratamiento que se le aplique es muy importante. Entre los distintos productos para el tratamiento de la madera puedes encontrar matacarcomas, aceites, barnices, lasures...